MANIFIESTO 8 DE MARZO 2022 DÍA DE LA MUJER
ANDALUZAS LEVANTAOS, POR NOSOTRAS Y POR LAS QUE VENDRÁN
El 8 de marzo para el andalucismo es mucho más que un día de reivindicación. Es la conciencia Andalucista la que nos hace conocedores del doble agravio comparativo que supone ser mujer en nuestra tierra, primero por ser mujer y segundo por ser andaluza.
Solo debemos atender a las estadísticas: lideramos, dentro del Estado español, los índices de violencia de género y, así, en el año 2020 las cifras ascendieron a 31.401 denuncias y 29.734 víctimas. Cualquier manifestación de violencia es un obstáculo para la consecución plena de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
Y este doble agravio comparativo de género también se manifiesta en la escandalosa discriminación salarial sufrida en nuestra tierra y contra la que desde el andalucismo venimos luchando año tras año.
De hecho, el salario medio anual de las mujeres en 2019 fue de 19.391,50 euros, mientras que el de los hombres fue de 24.527,70 euros. La llamada “brecha salarial” andaluza se traduce en una diferencia en la ganancia salarial media de 5.137 euros, lo que supone que las andaluzas ocupadas perciben de media 20,94 puntos porcentuales menos de salario que los andaluces ocupados, siendo esta media superior que la media estatal. Asimismo, en Andalucía, la ganancia media de las mujeres con relación a los hombres es inferior en todos los tramos de edad considerados, aunque la brecha salarial se incrementa a medida que aumenta la edad hasta superar los 8.500 euros (8.516,42 euros) en la franja de edad de 55 y más años.
En relación a los contratos de jornada parcial, el número registrado de mujeres duplica al de hombres: un 44,02% de la contratación femenina frente a un 21,81% de contratación masculina.
No podemos olvidar a las mujeres con diversidad funcional. Resulta necesaria una mayor atención y dotar de mayores recursos económicos y humanos a este colectivo triplemente agraviado (mujer, con diversidad funcional y andaluza).
Los Andalucistas creemos en la importancia que tiene, no solo el acceso, sino la promoción y desarrollo profesional de las mujeres en el ámbito de la educación superior. Resulta paradójico que el número de mujeres con estudios superiores esté por encima del de los hombres, pero que tan solo un 20% de mujeres sean catedráticas (frente al 80% de hombres) o que los liderazgos de los grupos de investigación sean ocupados en un 26% por mujeres (frente a más de 80% por hombres). Cuestiones como las bajas por maternidad o las ayudas a la maternidad y, en definitiva, una conciliación familiar real y una mayor concienciación son elementos fundamentales para hacer frente al techo de cristal.
Incrementar y mejorar las políticas de apoyo a la mujer andaluza, así como consolidar su derecho a la toma de decisiones en todas las esferas de su vida, acabar con los estereotipos de género, compensar tanta falta de apoyo y financiación para lograr la autonomía económica de la mujer, aumentar las ayudas para la conciliación de la vida laboral y familiar y para el cuidado de nuestros mayores son los elementos fundamentales e imprescindibles en una sociedad progresista y de vanguardia.
A su vez, resulta imprescindible que tanto desde la comunidad educativa como en el seno familiar se fomente los valores de igualdad y prevención de la violencia de género para que nuestras futuras generaciones creen y convivan en una sociedad sin discriminación y en la que prime la igualdad de oportunidades.
